En el cantón suizo de Uri, los agricultores siguen practicando una peligrosa tradición en laderas escarpadas casi verticales: la siega salvaje del heno. Aquí en los Alpes, cortar la hierba incluso por encima del nivel de los pastos solía ser una necesidad para obtener suficiente alimento para los animales durante el invierno. Así se ha hecho durante siglos, desde tiempos inmemoriales.
La siega del heno a tales alturas y en pendientes casi verticales requiere una gran forma física y una absoluta seguridad en los pies. Pero merece la pena: el heno de las escarpas es especialmente saludable para los animales.
Además, la siega regular mantiene las praderas libres de maleza y las protege de las avalanchas. En lo alto del lago de Lucerna, cada agosto comienza una peligrosa aventura: la temporada de la siega del heno silvestre.
En el cantón suizo de Uri, los agricultores siguen practicando una peligrosa tradición en laderas escarpadas casi verticales: la siega salvaje del heno. Aquí en los Alpes, cortar la hierba incluso por encima del nivel de los pastos solía ser una necesidad para obtener suficiente alimento para los animales durante el invierno. Así se ha hecho durante siglos, desde tiempos inmemoriales.
La siega del heno a tales alturas y en pendientes casi verticales requiere una gran forma física y una absoluta seguridad en los pies. Pero merece la pena: el heno de las escarpas es especialmente saludable para los animales.
Además, la siega regular mantiene las praderas libres de maleza y las protege de las avalanchas. En lo alto del lago de Lucerna, cada agosto comienza una peligrosa aventura: la temporada de la siega del heno silvestre.