Praga, Marzo 92

Escenas callejeras de Praga en marzo de 1992: un hombre compra una rosa, una mujer se sienta en un café, la radio del coche suena mientras circula por las calles de la ciudad. Una pequeña narración surge de las imágenes documentales. Angela Schanelec, lee La flauta mágica de Bohumil Hrabal en una mesa. Al final de la película, el propio escritor checo lee fragmentos de su texto en prosa, que expresa su asombro ante el cambio de la situación en su país. El cortometraje se realizó en la Deutsche Film- und Fernsehakademie Berlin GmbH (dffb). Angela Schanelec en entrevista sobre su película: “Praga, marzo de 1992” está rodada en 16 milímetros. Estuve en Praga con Ferial Simon, de mi curso, paseando por la ciudad durante una semana. Ella llevaba consigo una Nagra (una grabadora portátil) todo el tiempo, y yo tenía la cámara de 16 milímetros, los casetes, la bolsa oscura de revelado y hasta tenía un tripié. Estaba fascinada con todo el equipo. En la habitación en la que nos quedamos, filmaba todo solo porque era genial. No como cuando estás jugando, donde sólo tienes que confiar en tu propio cuerpo. Cuando rodabas, podías manejar las cosas. Eso me pareció gratificante. La idea de que había algo que aprender. La idea del corto surgió de un seminario con Peter Nestler. En la película Bohumil Hrabal lee de uno de sus libros, 'La flauta mágica', pero Hrabal estaba totalmente estresado, había estado en el hospital y le dolía la cabeza, quería que todo sucediera muy rápido y así lo hicimos. También quería saber si la grabación realmente había quedado bien en la primera toma, para que no volviéramos a aparecer. Rebobinamos el sonido, le pusimos más o menos la mitad y quedó satisfecho. Luego nos fuimos. En el camino de vuelta filmé una calle. La película se compone principalmente de calles. En aquella época, y hasta hoy, me gustaba rodar calles y cruces de calles. En el proceso, habíamos olvidado que el Nagra rebobinaba y grababa encima, ahora solo teníamos la mitad de la grabación de Hrabal, aun así, decidí no volver a pedirle que regrabara. Para mí fue una decisión acertada porque simplemente tenía que ver con todo el proceso, con la situación. Era mi trabajo encontrar una solución, además, no quería molestarlo de nuevo (...)". (Extracto de la conversación entre Angela Schanelec y Michael Baute: "Berliner Schule an der dffb 1984-95. Parte 2. Algunas películas").