Berlín en los años noventa era una ciudad fascinante, además de la agitación política y la cultura tecno mainstream, un universo paralelo, ahora casi olvidado, era parte esencial del estilo de vida de la ciudad, era el mundo de los “bares de sótano” y los “creativos del patio trasero”. Tras la caída del Muro de Berlín, en las casas y departamentos que habían quedado libres en Berlín-Mitte, lo que se conoce en alemán como “la escena”, conformada por jóvenes diversos, celebraba la libertad despreocupadamente. No importaba si un proyecto tenía futuro o no, en ese momento se vivía de un acontecimiento al siguiente, se experimentaba y se operaba el desmantelamiento de “lo establecido” en el arte y en el mercado de forma bastante lúdica.
Berlinized describe esa actitud de vida en un viaje reflexivo al Berlín de mediados de los noventa. El cineasta Lucian Busse, él mismo protagonista activo de “la escena”, documentó con su cámara la transformación de la ciudad, el pulso artístico, los clubes, los conciertos y las obras de construcción, donde los espacios públicos comenzaron a llenarse de modernos edificios de oficinas impersonales.
Berlín en los años noventa era una ciudad fascinante, además de la agitación política y la cultura tecno mainstream, un universo paralelo, ahora casi olvidado, era parte esencial del estilo de vida de la ciudad, era el mundo de los “bares de sótano” y los “creativos del patio trasero”. Tras la caída del Muro de Berlín, en las casas y departamentos que habían quedado libres en Berlín-Mitte, lo que se conoce en alemán como “la escena”, conformada por jóvenes diversos, celebraba la libertad despreocupadamente. No importaba si un proyecto tenía futuro o no, en ese momento se vivía de un acontecimiento al siguiente, se experimentaba y se operaba el desmantelamiento de “lo establecido” en el arte y en el mercado de forma bastante lúdica.
Berlinized describe esa actitud de vida en un viaje reflexivo al Berlín de mediados de los noventa. El cineasta Lucian Busse, él mismo protagonista activo de “la escena”, documentó con su cámara la transformación de la ciudad, el pulso artístico, los clubes, los conciertos y las obras de construcción, donde los espacios públicos comenzaron a llenarse de modernos edificios de oficinas impersonales.