Durante la experiencia de la soledad extrema, los pensamientos y los recuerdos pueden desbordarse. Ahí fuera, en la extensión helada, mientras el cuerpo gira en círculos, la mente se acelera y piensa para sí que sólo una cosa es cierta, que otros mundos no son tan necesarios como lo son los espejos.
En la Antártida, los científicos pasan el invierno en la estación de investigación francoitaliana Concordia. Permanecen ahí trece meses, a seiscientos kilómetros de distancia de la base más cercana, en un entorno hostil con una temperatura media de cincuenta grados centígrados bajo cero. En la lenta noche polar, no ven el sol durante varios meses. La comunicación con el mundo exterior es posible, pero difícil, y los que pasan ahí el invierno informan sobre un distanciamiento cada vez más profundo con sus seres queridos.
Esta película se mueve entre la ficción y el documental y, aunque el director nunca viajó él mismo a la Antártida, encargó las secuencias necesarias a los científicos de la estación. También recreó escenas en París, utilizando invenciones visuales e imágenes de archivo. La narración de la película es el vínculo entre estos diferentes elementos.
Durante la experiencia de la soledad extrema, los pensamientos y los recuerdos pueden desbordarse. Ahí fuera, en la extensión helada, mientras el cuerpo gira en círculos, la mente se acelera y piensa para sí que sólo una cosa es cierta, que otros mundos no son tan necesarios como lo son los espejos.
En la Antártida, los científicos pasan el invierno en la estación de investigación francoitaliana Concordia. Permanecen ahí trece meses, a seiscientos kilómetros de distancia de la base más cercana, en un entorno hostil con una temperatura media de cincuenta grados centígrados bajo cero. En la lenta noche polar, no ven el sol durante varios meses. La comunicación con el mundo exterior es posible, pero difícil, y los que pasan ahí el invierno informan sobre un distanciamiento cada vez más profundo con sus seres queridos.
Esta película se mueve entre la ficción y el documental y, aunque el director nunca viajó él mismo a la Antártida, encargó las secuencias necesarias a los científicos de la estación. También recreó escenas en París, utilizando invenciones visuales e imágenes de archivo. La narración de la película es el vínculo entre estos diferentes elementos.