"Estamos a finales de agosto, el aire sopla ligero y hace calor" es la última frase del comentario en off del diario de viaje cinematográfico de Valerie Pelet, “Lugares de agosto”, y resume bastante bien lo que se puede ver en este documental: Impresiones italianas en la época de Ferragosto, playas abarrotadas, personas echadas al sol, "en busca de un nuevo color de piel". Intercaladas, bastante casualmente, como si la cámara hiciera corte a otros paisajes, se muestran impresiones cotidianas de regiones fronterizas austriacas como el Waldviertel. Por ejemplo, la fachada de una carnicería, una postal con palabras de agradecimiento, las últimas salchichas con mostaza, polillas revoloteando.
El mundo (occidental), tal como se presenta aquí, es uno que podría gastar menos energía y fuerzas una vez al año. Los momentos de calma y quietud que se muestran, bien podrían confundirse con una indiferencia general, sobre todo cuando la banda sonora habla de refugiados y deportaciones.
"El marido de mi hermana lleva esperando el derecho de residencia humanitaria en Austria desde agosto de 2020", escribe Valerie Pelet en un breve texto sobre su película, "…perdió su permiso de residencia en todo el espacio Schengen por circunstancias desafortunadas. Este suceso me impulsó a viajar por los lugares por los que pasó -hasta la frontera austriaca- y a reflexionar sobre lo ocurrido. A pesar de mis sentimientos de repugnancia frente a las repetidas injusticias ocurridas en estos paisajes, intenté contar los recuerdos que había rastreado con distancia y sin resentimiento."
"Estamos a finales de agosto, el aire sopla ligero y hace calor" es la última frase del comentario en off del diario de viaje cinematográfico de Valerie Pelet, “Lugares de agosto”, y resume bastante bien lo que se puede ver en este documental: Impresiones italianas en la época de Ferragosto, playas abarrotadas, personas echadas al sol, "en busca de un nuevo color de piel". Intercaladas, bastante casualmente, como si la cámara hiciera corte a otros paisajes, se muestran impresiones cotidianas de regiones fronterizas austriacas como el Waldviertel. Por ejemplo, la fachada de una carnicería, una postal con palabras de agradecimiento, las últimas salchichas con mostaza, polillas revoloteando.
El mundo (occidental), tal como se presenta aquí, es uno que podría gastar menos energía y fuerzas una vez al año. Los momentos de calma y quietud que se muestran, bien podrían confundirse con una indiferencia general, sobre todo cuando la banda sonora habla de refugiados y deportaciones.
"El marido de mi hermana lleva esperando el derecho de residencia humanitaria en Austria desde agosto de 2020", escribe Valerie Pelet en un breve texto sobre su película, "…perdió su permiso de residencia en todo el espacio Schengen por circunstancias desafortunadas. Este suceso me impulsó a viajar por los lugares por los que pasó -hasta la frontera austriaca- y a reflexionar sobre lo ocurrido. A pesar de mis sentimientos de repugnancia frente a las repetidas injusticias ocurridas en estos paisajes, intenté contar los recuerdos que había rastreado con distancia y sin resentimiento."